Suelo refrescante en verano que da calor en invierno
El suelo radiante
¿También puede ser suelo refrescante? Pues sí, así es. Quizás algunos se acaben de enterar de esta doble función que cumple el suelo radiante, de modo que vamos a explayarnos sobre el asunto en este post. Lo cierto es que el suelo radiante esconde un sinfín de ventajas y es un ‘gran desconocido’ para muchos que ahora mismo andan indagando acerca de él para saber si les convence para su casa.
Eso sí, debemos tener presente ciertas características de esta clase de suelo, pues el radiante requiere más tiempo para calentarse o enfriarse que otros sistemas. En suma, estamos ante una circunstancia que debemos sopesar a la hora de decidir si definitivamente es lo que buscamos.
¿Lo vemos en este artículo? ¡Claro que sí!
Cómo es el suelo refrescante
El suelo refrescante consiste en una red de tuberías que dicurre por el suelo y que se instala sobre una placa de material aislante cuyo espesor es variable y por el cual va a circular el agua caliente o fría (dependiendo de la época del año en la que nos encontremos). Su principal virtud es que no se ve, pero sí se siente. Es decir, nos olvidamos de los antiestéticos aparatos de aire acondicionado, (además de radiadores en invierno) y disfrutamos del frescor que emana del suelo. Desde luego esta circunstancia no es baladí puesto que en muchas ocasiones los radiadores nos roban un preciado espacio que podríamos aprovechar para instalar un mueble.
El suelo refrescante un mundo de ventajas
Además, proporciona un frescor (o calor) uniforme en todas las estancias de la casa.
Aunque es cierto que el elevado precio inicial de la instalación desanima a muchos a instalar suelo radiante. No obstante, dado que es un sistema que sirve tanto para calentar como para refrigerar y a lo que se suma el hecho de que gasta menos que un sistema convencional, a la larga se amortiza ese fuerte desembolso inicial. En suma, resulta más respetuoso con el medio ambiente. Un factor que todos sin excepción deberíamos tener presente en nuestro día a día y no solo de forma esporádica.
Puestos a establecer comparaciones y para que nos hagamos idea de cómo es una vivienda con suelo refrescante, podemos imaginarnos una cueva o una iglesia antigua. No en vano, estos espacios se caracterizan por su tremendo frescor uniforme y exento de corrientes.
También es cierto que, al suprimirse las corrientes, no hay salto de temperaturas entre el emisor y el ambiente, así como tampoco movimiento de polvo, ácaros y otros elementos que causan alergia. Por lo tanto, se convierte en una solución perfecta para personas que padecen alergias.
Si tenemos que citar un incoveniente, quizás sea la tardanza en calentarse y en refrigerarse la que más recelos suscite. También presenta una inercia bastante fuerte. No obstante, esta desventaja no es tal si somos conscientes de esta caracertística y nos amoldamos a ella a la hora de hacer uso de nuestro suelo. En definitiva, habremos de encenderla un poco antes de sentir frío o calor cuando sabemos que el día va a ser de los fríos o de verano fuerte.