Rehabilitación energética
¿Rehabilitación energética? En Europa el consumo energético doméstico representa un 25% del consumo total de energía, frente al 50% que supone el sector transportes o el 12% que representa la industria. Es por tanto imprescindible acometer rehabilitaciones energéticas en nuestros edificios de viviendas que reduzcan su demanda energética y aumenten su eficiencia con un doble objetivo: reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera y abaratar la factura energética de nuestras familias.
El parque de viviendas en España supera los 25 millones de unidades y, teniendo en cuenta que el Código Técnico se empezó a aplicar a partir de 2006, el trabajo que nos queda por hacer es ímprobo.
Si analizamos con más detalle en qué usos consumimos la mayor parte de la energía son tres asuntos los que se llevan el 75% de esta demanda: calefacción y climatización un 50% y el agua caliente el 25% restante. El resto de usos (iluminación, electrodomésticos y cocina) se reparten el otro 25%. A la vista de estos datos parece que atacar los capítulos de calefacción y aire acondicionado será lo más eficaz a la hora de conseguir el objetivo, ya que son los que más margen tienen.
Es evidente que nuestro país tiene muchas zonas climáticas completamente diferentes y por tanto y por poner un ejemplo, en Pirineos la demanda de calefacción será muy elevada y en Málaga será el aire acondicionado quien cope ese 50% de la energía. En todo caso podremos atajar la cuestión de varios modos:
- Reduciendo la demanda, es decir, reforzando la envolvente. Podremos aislar cubiertas, inyectar cámaras, cambiar las carpinterías exteriores o los vidrios y así llegar a reducir la demanda hasta en un 20%.
- Cambiando la producción con máquinas más eficientes: calderas de condensación, aerotermia, etc.
- Sustituyendo el combustible y transformando las instalaciones obsoletas de carbón o de gasoil a máquinas alimentadas por gas natural, etc.
- Incorporando energías renovables tales como solar térmica o fotovoltaica, geotermia o biomasa.
Aunque hay pocos datos publicados sí se puede afirmar que una vivienda de 100 m2 con calificación energética A puede ahorrar unos 2.000 € anuales con respecto a una con calificación G. Desde luego el usuario final debe valorar este dato y el impacto en sus gastos mensuales ya que la obra de rehabilitación en muchos casos se amortizará en poco tiempo. Además la política de subvenciones y las normativas cada vez más exigentes en esta materia impulsarán esta actividad en los próximos tiempos.
Rosa Peña, directora general técnica de Vía Célere