El nacimiento del poliuretano en 1937 se lo debemos a Otto Bayer. Sin embargo, no se empieza a utilizar hasta la década de los años 50, ya que hasta esa fecha, no existía tecnología ni maquinaria capaz de procesarlo.
Los HFC (Hidrofluorocarbonos), sustituyeron a los CFC (Clorofluorocarbonos), que fueron partícipes en la destrucción de la capa de ozono. Los HFC, no destruyen la capa de ozono, pero emiten gases de efecto invernadero. En la actualidad, ha llegado la hora de sustituir al HFC, fácilmente sustituible en refrigeración, aerosoles, extintores… El producto que viene a sustituir al HFC, es una espuma de poliuretano a base de soja y que utiliza como expándete el agua. Y es este producto el gran desconocido, así que ¡atentos!
El Poliuretano nos lo encontramos en nuestro entorno en muchas de las aplicaciones que forman parte de nuestra vida y ni lo sabemos: en el volante, asientos o salpicaderos de nuestros coches, en las ventanas de nuestra casa, en pinturas y barnices, en tuberías, frigos, neveras… y también en el campo de la construcción en numerosos casos como en los aislamientos térmicos, acústicos, en la impermeabilización.
La espuma de poliuretano a base de soja, denominado Bioaislamiento, está formada por Polioles (uno de los componentes del poliuretano) pero con un 96% contenido biológico. Es un producto de celda cerrada y que sustituye los aditivos químicos por agua. ¡Todo un gran paso hacia adelante!. Pues el resultado es un producto que reduce notablemente la dependencia de combustible fósiles, como el petróleo, cuya vida se estima limitada a 15-30 años.
Hablemos del Poliuretano en Base Soja tiene las siguientes cualidades:
En definitiva, que por cada kilo proyectado de Poliuretano en base soja, se gasta un kilo menos de Petróleo, y se reducen en más de 5 kg las emisiones de CO2 a la atmosfera. Por eso tenemos que enfocar el desarrollo constructivo no solo a la innovación de productos, procesos, sistemas y a la rapidez de ejecución sino también a una construcción con materiales más sostenibles, menos contaminantes durante todas las fases del proceso constructivo, fabricación, transporte y puesta en obra. Apostemos por una construcción innovadora, de calidad, y con materiales y elementos más «verdes».
José Luis Ayala, arquitecto técnico de Vía Célere
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