La importancia de las fachadas sostenibles

Uno de los principales retos a los que nos enfrentamos como sociedad en este siglo XXI es el calentamiento global. Y es que, conservar el medio ambiente y apostar por la sostenibilidad es uno de los objetivos fundamentales que debemos tener siempre en mente y que nos corresponde legar a las futuras generaciones.  

Para conseguirlo, tan solo tenemos que focalizar nuestras energías y esfuerzos en reducir el consumo energético para que este sea lo más eficiente posible. Y, una buena manera para poder lograrlo, es teniendo en cuenta los materiales empleados en la construcción de edificios.

Estos materiales que muchas veces son los verdaderos protagonistas de las fachadas de los edificios, no solo determinan buena parte de su funcionalidad, sino también la eficiencia energética del mismo. Por ello, desde hace algún tiempo, se ha apostado por edificios responsables donde el diseño de las fachadas sostenibles sea una prioridad.  

El motivo de ello es porque este modelo de fachada no solo contribuye a una importante optimización energética del edificio, sino también al confort medioambiental interior y a la calidad lumínica natural. Hoy, en Vía Célere, te explicamos qué son exactamente las fachadas sostenibles y sus principales características. ¡Sigue leyendo! 

¿Cómo son las fachadas sostenibles?

Más allá de su estilo, el sistema constructivo de la fachada constituye la esencia misma de este elemento arquitectónico que, con el tiempo, ha sabido adaptarse a las nuevas demandas del sector. Un sector que, cada vez más, apuesta por la arquitectura verde. 

Ésta da mucha importancia a las fachadas, pues actúan como frontera entre el espacio exterior e interior, convirtiéndose en un punto clave a la hora de lograr aumentar la eficiencia energética y de reducir el gasto en los servicios de climatización.  A continuación, descubre sus características y cómo deben ser los materiales empleados en ellas.

Características de las fachadas sostenibles

El papel estético de las fachadas en la actualidad sigue prevaleciendo con fuerza a pesar de buscar en ellas la mayor sostenibilidad posible. Y es que, no olvidemos que en los edificios pasamos hasta un 80% de nuestras vidas, llevando a cabo en ellos gran parte de nuestras actividades de ocio, ejerciendo nuestra profesión, o descansando. Por eso juegan un papel fundamental.  

Dentro de la inmensa variedad de posibilidades estéticas que existen, hoy ponemos el foco en mencionar las principales características de las fachadas sostenibles. Estas son:  

  • En ellas, se valora en gran medida el empleo de materiales de origen natural, así como aquellos que son reciclables y/o reciclados.
  • Su diseño se integra dentro del diseño arquitectónico pasivo.
  • Tienen triple funcionalidad: asegurar la eficiencia energética, la calidad ambiental interior y la higiene.
  • En este modelo de fachadas prevalecen los sistemas ensamblados y/o atornillados frente al uso de pastas y morteros.
  • Poseen una proporción de superficie de huecos en fachada mayor al 25%. De este modo, se proporciona la mayor entrada de luz natural posible.
  • Emplean materiales óptimos para que en ocasiones las fachadas sean recolectoras energéticas. Esto se refiere a la captura y conversión de fuentes de energía naturales como el sol o el viento.

Materiales empleados en las fachadas sostenibles

El sector de la construcción consume el 40% de las materias primas y recursos naturales existentes en nuestro planeta. Es por ello por lo que urge que cambiemos el chip hacia el uso de materiales lo más sostenibles, reciclables y duraderos posibles. Los materiales empleados en las fachadas sostenibles se caracterizan actualmente por:  

  • Tener un porcentaje de materiales reciclados o de origen natural en su composición.
  • Poseer propiedades aislantes térmicas que contribuyen a la eficiencia energética.
  • Ser inertes en cuanto a la creación de microorganismos como hongos.
  • Tener bajo nivel de emisión de partículas nocivas para la salud.
  • Tener una procedencia lo más cercana posible a la obra. De este modo, se reducen los costes y las emisiones relacionadas con el transporte.
  • Poseer una garantía de su fácil reciclabilidad o reutilización al final de la vida útil del edificio. Esto implica que tengan una alta durabilidad para ser reincorporados a otro edificio tras varias décadas de uso.

España está poniéndose las pilas para mejorar la sostenibilidad de las fachadas de los edificios y optar por aquellas sostenibles. De este modo, se garantiza que se empleen materiales que permitan reducir las emisiones contaminantes.

La combinación de estas materias primas con las soluciones constructivas más modernas son tendencia y han hecho que la bioconstrucción sume adeptos en las últimas décadas.  

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