Las alfombras son un elemento decorativo muy frecuente. Aportan calidez a la estancia en invierno y ayudan a marcar los diferentes espacios, sobre todo en distribuciones modernas en las que el diseño de la estancia es abierto. Una alfombra de buena calidad, con un diseño bonito y colores que combinen bien con la decoración puede ser la mejor pieza para dar a la estancia el toque final. Y, por el contrario, una alfombra de un color poco adecuado para el estilo de la habitación o de un color que desentone con el resto puede dar al traste con todos los esfuerzos realizados a la hora de escoger cada elemento.
Sin embargo, a la hora de elegir una alfombra, es importante no dejarse guiar solamente por las cuestiones de carácter estético. Elementos como el color, el estampado, la textura, la forma y el tamaño son determinantes en el resultado final, especialmente si queremos sentirnos a gusto con ella cada vez que la miramos y que al mismo tiempo combine con el resto de los elementos decorativos de la habitación. Por este motivo, es aconsejable comprar la alfombra cuando ya hayamos amueblado. Y es que no resulta nada lógico comprar la alfombra y después elegir el resto de elementos que decorarán la estancia. A continuación te damos algunos consejos para elegirla cuando llegue el momento.
Es aconsejable que la alfombra sirva como complemento a las paredes. Esto quiere decir que no puede ser del mismo color que éstas. De lo contrario, la estancia tendrá una apariencia monocromática y muy sosa. Lo que sí debes es buscar colores que combinen. Por ejemplo, si las paredes son de color morado y la alfombra rosa, el resultado será catastrófico. Pero una pared de color rosa pálido si puede combinar muy bien con un morado.
Obviamente los muebles juegan un papel fundamental, de ahí que no pueda desentonar con ellos. De lo contrario, en lugar de tener una habitación armónica, acabará siendo algo extravagante. Si los muebles son de color madera, busca un color intenso para las alfombras, pero si son de colores neutros como el beige, el blanco o el crema, siempre es más aconsejable apostar por colores neutros.
Otro de los elementos del hogar al que no se presta atención cuando se va a escoger una alfombra son las puertas. Por ejemplo, cuando son de colores neutros hacen que las alfombras de colores vivos luzcan aún mejor. Pero si las puertas son de madera, hay que optar por colores mates.
Y no hay que olvidar la luz. Si la estancia es luminosa lo más recomendable es optar por una alfombra de color alegre que potencie aún más esta cualidad y le añada este toque de elegancia que estás buscando.
Por último, hay que mirar al techo. Ya que casi siempre los techos son blancos, los colores de la alfombra pueden verse reflejados en este al entrar el sol. Con lo cual, si el techo es de color claro, lo más recomendable es optar por una alfombra de color fuerte. Pero si el techo está pintado de algún otro color, te recomendamos que elijas una alfombra en color pastel.
No todos estos puntos siempre pueden cumplirse, por lo tanto, comienza por combinar bien las paredes y los muebles con la alfombra y seguro acertarás.
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