El dormitorio más seguro y confortable para tu bebé
Antes de acondicionar el dormitorio del bebé debemos elegir qué espacio será más adecuado. Debe ser un lugar fresco, silencioso y suficientemente cómodo. Sin embargo lograr un nivel de confort adecuado va a depender en gran medida de cómo lo equipemos y cómo distribuyamos el mobiliario.
El elemento principal: la cuna
Al igual que la cama es el centro de nuestra habitación y sobre la que se desarrolla el entorno, la cuna debe ser el elemento que marque la distribución del resto del espacio. La colocación es fundamental. No puede estar muy cerca de la ventana, ya que la luz del sol puede dañar al bebé, así como hacer que suba mucho la temperatura del ambiente si está muy cerca. Mejor elegir un rincón más protegido y a ser posible fresco y ventilado.
En ocasiones los padres prefieren colocar una cuna portátil de tamaño pequeño en su propio dormitorio para vigilar mejor al bebé. No obstante lo mejor es contar lo antes posible con una cuna algo más grande y colocarla en su propio cuarto, ya que cuanto antes se acostumbren a la habitación y al ambiente, más dormirán y mejor descansarán.
La ropa de cama es importante. Evita las lanas y los materiales ásperos y puntiagudos y asegúrate de que los tejidos están libres de bacterias. Si añades algún juguete, asegúrate de que sea apto para su edad, y evita siempre que tenga elementos pequeños que se pueda llevar a la boca o puedan desprenderse.
El entorno: un ambiente agradable a la vez que seguro
Las necesidades de un recién nacido no son iguales que las de un bebé de un año o año y medio, por eso es importante prever con antelación los elementos que vamos a necesitar en el futuro con el fin de hacer la inversión una vez y contar con elementos que podamos usar tanto ahora como dentro de diez años.
El armario debería tener espacio suficiente para guardar todas las cosas del bebé, pero debería servir también para guardar la ropa cuando sea un niño. La idea es adaptar el mobiliario sin tener que cambiarlo. Muchos muebles modernos están pensados para estas etapas y además de poder regularse en altura o ajustarse según las necesidades cuentan con esquinas redondeadas, no tienen piezas que se suelten fácilmente y, en definitiva, pueden seguir siendo útiles muchos años después de haberlos comprado y de que el bebé haya crecido un poco.
Revisa los objetos de la habitación
Es difícil estar al tanto de todos los pequeños objetos que el bebé tiene alrededor en todo momento. Sin embargo hay algunos consejos que se pueden seguir para mantener un nivel alto de seguridad.
- Evita las cremalleras: el bebé puede hacerse daño fácilmente pillándose los dedos o metiéndosela en la boca.
- No pongas lazos alrededor del cuello, ni para chupetes ni para otros accesorios.
- Vigila que los barrotes de la cuna estén en buenas condiciones. Un barrote suelto puede resultar peligroso para el niño.
- Coloca adaptadores a prueba de niños en los enchufes.
- Sujeta las estanterías y cajoneras al suelo o a la pared con escuadras y tornillos de manera que sea imposible que se vuelquen. Fija también los cajones.
- Procura no introducir ningún alimento ni elemento externo que pueda producir una intoxicación al bebé si se lo lleva a la boca.
- Vigila las telas, los peluches, los trapos y otros elementos que puedan producir asfixia.
El dormitorio será el lugar donde más tiempo pasará el bebé durante sus primeros años. Una buena planificación a la hora de montar la habitación evitará disgustos y nos permitirá ahorrar dinero al no tener que cambiar los elementos de la misma cada pocos meses o años. Piensa que la seguridad y el confort del bebé debe ser tu prioridad.