Cómo hacer un huerto en tu terraza
Aunque resulte paradójico, también podemos plantar tomates en el asfalto. Por supuesto, no de forma literal. Hablamos de la moda de los huertos urbanos, que está presente cada vez más en las ciudades, donde sus habitantes echan de menos el contacto con la naturaleza. Por ejemplo, en la ciudad de Madrid hay muchos vecinos que han aprovechado descampados para cultivar sus propias hortalizas, pero también hay otros que optan por hacer un huerto en su terraza, en su balcón o incluso en una ventana. Si están bien diseñados, permiten tener un espacio reducido pero bien controlado.
De esta forma, el huerto urbano se ha convertido en una magnífica opción para el autoabastecimiento y para comer más saludable. Por eso, si estás cansado de que las hortalizas que compras en el supermercado te sepan a cartón y quieres cultivar tu propia verdura en casa, a continuación te explicamos qué es lo que necesitas para hacer un huerto urbano en tu terraza.
Recipientes
Puedes colocar tus plantas en macetas, cajas, canalones… Lo mejor de todo es que no necesitas mucha profundidad. Con un recipiente de entre 7 y 15 centímetros de altura es suficiente para guisantes, zanahorias, tomates, pepinos, albahaca, rábanos, berenjenas, calabazas, etc. Y es que las raíces no necesitan mucha profundidad cuando tienen agua, nutrientes y luz. Lo importante es que el fondo del recipiente sea resistente y que tengan agujeros para que la planta pueda respirar.
Si te decantas por maceteros, recuerda que son mejor los de barro, ya que respetan más la temperatura de la tierra. No obstante, si cuentas con espacio suficiente, lo mejor es optar por una mesa de cultivo de acero galvanizado que son resistentes a la humedad. De esta forma, gracias a la altura, el trabajo será más sencillo. Ideal para personas mayores o con alguna discapacidad.
Nutrientes
El abono orgánico es lo mejor para tus plantas, pero también puedes hacer compost en casa con hierba cortada, malas hierbas, hojas de árboles, serrín y desperdicios orgánicos de la cocina. Eso sí, deposita los restos orgánicos progresivamente para que la descomposición se vaya produciendo de forma paulatina. Hazlo al aire libre y ve removiendo cada cierto tiempo. Una vez que todo esté negro y bien descompuesto, tendrás el abono que podrás mezclar con la tierra. La descomposición del compost es más rápida en climas cálidos y húmedos, por lo que es mejor poner la maceta al sol y regarla para que el proceso dure menos.
Agua
La diferencia de estos cultivos con respecto a los tradicionales es que deben regarse con mayor frecuencia. Al menos una vez al día. Para evitar desperdiciar agua, utiliza un fondo estanco en el que se vaya acumulando el agua, para garantizar un nivel de agua constante de entre 4 y 6 cm por encima del suelo. Puedes colocar un plato de barro debajo de la maceta, por ejemplo. Si no quieres regar tan a menudo, elige macetas más profundas, de unos 40 cm de diámetros por 30 cm de profundidad. Medidas que también resultan adecuadas para plantas árboles frutales. No obstante, también puedes instalar un sistema de riego por goteo.
Sol
Es aconsejable elegir una ubicación en la que las plantas reciban entre 8 y 10 horas de luz de sol directa. Por este motivo, se crían mejor en aquellas viviendas con vistas despejadas donde otros edificios no tapan el sol. Sin embargo, si solamente cuentas con un pequeño balcón o una repisa en la ventana, no te desanimes. Si reciben los cuidados necesarios, puedes conseguir maravillas.
La primera vez que recojas tus frutas y verduras comprenderás que tu huerto es más que un elemento decorativo, es una forma de vida. Y cuidado, que engancha.
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