Calentar la casa en invierno supone un gasto importante dentro del presupuesto del hogar. La mayoría de las veces la decisión e instalar un sistema u otro de calefacción en un domicilio depende del coste que nos va a suponer mes a mes. Sin embargo hay otras consideraciones que deberíamos tener en cuenta, como el aspecto ecológico y el impacto que produce cada sistema en el medio ambiente directa e indirectamente.
El carbón ha sido durante años el sistema más fiable y barato, aunque sin lugar a dudas el más contaminante. Actualmente apenas se hacen nuevas instalaciones de este tipo y se eligen opciones mucho más limpias y eficientes.
Gas natural
La opción preferida de la mayoría de los usuarios actualmente. La mayoría de las ciudades tienen canalizaciones de gas directamente a sus domicilios con lo que la instalación suele ser relativamente sencilla. Este sistema, si bien deja pocos residuos en su combustión (lo que la convierte en una opción bastante limpia) no lo es tanto si tenemos en cuenta que el gas es un recurso finito para cuya extracción se requieren muchos recursos que obviamente afectan al medio ambiente. Así que es una opción intermedia en términos ecológicos ya que el impacto directo en las ciudades es mínimo, pero el indirecto es bastante importante. Su poder calorífico y lo económico que resulta en la mayoría de ocasiones lo convierten una opción muy popular.
Acumuladores solares
Sin duda la opción ideal para los que tengan tejado y un clima adecuado. Se trata de instalar un sistema de placas que a través del calor del sol calientan el agua a una temperatura aproximada de 45º, lo que es más que suficiente para calentar radiadores o tuberías en suelos radiantes. Es la opción más ecológica ya que solo necesita el mantenimiento del sistema y no produce residuos. En ocasiones es necesario complementarlo con una caldera convencional o un acumulador para que funcione en todos los casos, pero sin duda es una opción ideal que nos ahorrará dinero y emisiones.
Caldera de pellets
Aunque el carbón va pasando a la historia poco a poco en el ámbito doméstico, quemar cosas para calentar una estancia sigue estando a la orden del día. Una caldera de pellets es la misma idea que el carbón pero optimizado para que los residuos sean mínimos y su efecto el más eficiente posible, ya que su capacidad para calentar una estancia es muy alta. Pese a todo, sigue requiriendo de la combustión de los pellets, con lo que se necesita un conducto que conecte la estufa con exterior. Es una opción ideal para calentar estancias concretas sin tener que conectar la calefacción de toda la casa.
Electricidad
La electricidad es la opción perfecta en cuanto a emisiones directas se refiere. Por mucha que usemos no produce gases, cenizas ni otras externalidades negativas que puedan afectar a nuestra casa o los alrededores. La pega está en cómo se produce esa electricidad. Si viene de la energía eólica por ejemplo, seguirá siendo una opción muy verde, pero si se ha producido en una central térmica de carbón, entonces el daño ya está hecho incluso antes de que llegue a nuestro hogar. Sin embargo dependiendo del tipo de domicilio, la electricidad puede ser la mejor opción para calentar nuestro hogar.
Para calentar la casa existen varias opciones, desde la bomba de calor (un sistema similar al del aire acondicionado) a los acumuladores cerámicos (que aprovechan la tarifa nocturna para guardar energía y usarla cuando es más necesario) o los radiadores modernos que son muy eficientes. La ventaja principal es que no se necesita instalar tuberías ni salidas de gases con lo que suele ser una solución muy práctica. El truco está en que el sistema consuma energía en las horas más baratas del día (por la noche) para que la factura sea mínima.
No hay todavía un método 100% ecológico que resulte completamente funcional y efectivo (los acumuladores solares dependen mucho del clima) pero ahora existen muchas opciones que sin resultar más caras, ayudarán a tener la casa caliente sin afectar demasiado al medio ambiente, algo que todas las ciudades sin duda agradecerán.
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